30 de agosto de 2016

"Malnutrición B", o cuando los alimentos no alimentan lo suficiente



No solo preocupa el acceso a los alimentos. Ahora también preocupa su falta de calidad.


La  llamada agricultura industrial permitió producir cada vez más alimentos ante una demanda también creciente, al mismo tiempo que las autoridades sanitarias garantizan su salubridad. Aun así, en la comunidad científica no existe consenso sobre los efectos a largo plazo de este sistema productivo y de los compuestos químicos, tanto sobre la salud humana como sobre la naturaleza.
Pero el debate que hoy planteamos es otro. Tiene que ver con nutrición, y está relacionado con todo lo anterior.
Existen dos grandes tipos de malnutrición: la “clásica”, asociada a la falta de comida y la carencia básica de nutrientes, y la que algunos expertos llaman “malnutrición B” por diferenciarla de la anterior.
La primera malnutrición afecta a los países más pobres y sigue siendo un problema global ( 25.000 muertes al día) al tiempo que se siguen tirando a la basura toneladas de alimentos.
La segunda afecta, también, a los países desarrollados: “Tiene que ver con dietas basadas en las calorías y las proteínas, y con la carencia de micronutrientes esenciales, es decir, de vitaminas y minerales”, explica João Breda, director del Programa de Nutrición, Actividad Física y Obesidad de la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El bajo consumo de frutas y verduras, cuenta Breda, es la principal causa de la malnutrición por falta de micronutrientes en los países desarrollados: “Por ejemplo, en muchos grupos de población de la UE hay carencia de yodo. Tendríamos que comer 5 raciones al día de frutas y verduras, y la gran mayoría de gente no las consume”. 
                  Podríamos estar produciendo alimentos que no alimentan. Sanos, que quitan el hambre, pero con muy poco valor nutricional

Precisamente son estos micronutrientes los que previenen de males contemporáneos como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la demencia. Y más del 30% de la población mundial, también en países ricos, sufre déficit de micronutrientes. "Es una malnutrición que no se ve, que es casi superficial, pero existe”, explica João Breda.
Los alimentos de origen vegetal (que según este experto deben representar entre un 70% y un 80% de una dieta ideal, omnívora) contienen estos tesoros de la alimentación: calcio, hierro, vitaminas y antioxidantes son esenciales para el sistema nervioso, cardiovascular, e inmunitario.
La tierra está tan explotada que no puede recuperar los nutrientes y minerales y transmitirlos después
“Puede que con la agricultura intensiva algunas variedades de alimentos tengan menos vitaminas y minerales”, admite João Breda, de la OMS. A continuación añade: "No es correcto decir que los productos intensivos son siempre de mala calidad, pero una agricultura biológica y orgánica puede ser más interesante a nivel nutricional. Los últimos estudios indican que tienen un poco más de nutrientes".
Por poner un ejemplo , los niveles en vitamina C en cítricos ecológicospueden superar entre un 10% y 20% a los cultivados de forma convencional.
Sin embargo, Breda conviene en que la etiqueta "eco" no es la más fiablecuando hablamos de nutrición. Es la proximidad y la ingesta de frutas y verduras de temporada. Esto se debe a que en el mercado hay alimentos de gran calidad que han sido recogidos antes de su punto óptimo de maduración y nutrientes, y posteriormente congelados para su transporte a miles de kilómetros de distancia. Por eso a veces el colmado de barrio, que compra las verduras a payeses de la zona, puede ser la mejor opción.
Lo más chocante, sin embargo, es que el propio experto de la OMS admite que a día de hoy el valor nutritivo de los alimentos no se tiene en cuenta a la hora de medir su calidad.

En un futuro, la desigualdad nutricional podría dividir a aquellos que tienen dinero para comprar vegetales ecológicos, nutritivos, y los que no


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